¿Cómo hacer que mi perro pierda el miedo a ir al veterinario?

Normalmente, la primera vez que tu perro vaya el veterinario, lo que suele ocurrir cuando es cachorro, no tendrá miedo. Puede estar un poco nervioso porque es un lugar nuevo, con gente que no conoce y se encuentra con otros animales extraños, pero si tu estas tranquilo él no debería reaccionar mal. Lo que también suele ser normal es que después de un par de visitas tu perro no quiera ni oír hablar de ir al veterinario. El caso es que sabe que le van a hacer daño así que bajo su punto de vista es mejor no acercarse por allí. Es decir que tu perro ya habrá establecido una mala asociación entre ir al veterinario y sufrir dolor.

¿Qué puedo hacer para evitar que las visitas al veterinario se conviertan en una pesadilla?

Tenemos que escoger bien a nuestro veterinario.

  • Tiene que ser un buen profesional por supuesto, pero también tiene que ser una persona que se tome el tiempo para conocer a nuestro perro y sociabilizar con el (tampoco tiene que tardar 2 horas; pero una caricia tranquilizadora, una palabra amable o una golosina después de un tratamiento pueden hacer un mundo de diferencia).
  • Antes de ir al veterinario conviene dar un largo paseo con tu perro para que este cansado y más manejable. Tendrá menos energía para ponerse nervioso.

Vete con tiempo.

  • Es muy importante que tú estés relajado y tranquilo porque transmitirás ese estado de ánimo a tu perro. Si estás estresado porque llegas tarde o porque el perro no quiere colaborar, solo servirá para empeorar las cosas. Es muy importante que trasmita calma a tu perro y la manera de hacerlo es sentirla tu primero.

No intentes consolarlo

  • Si notas que tu perro está nervioso o tiene miedo, no intentes consolarlo. Eso es totalmente contraproducente. Los perros no son personas y no reaccionan como lo hacemos nosotros. Si alguien los intenta consolar abrazándolos o consintiéndolos cuando tienen miedo solo entienden que efectivamente, es una situación que hay que temer y que estamos premiándolos por mostrar señales de tener miedo. Así que consolándolos obtenemos el resultado contrario a lo que deseamos. Empeoramos la situación.
  • Lo que puedes hacer es hablarle de manera normal e intentar distraerle con un juguete o practicando las órdenes básicas: sentado, tumbado, etc. El mensaje que les estaremos transmitiendo de esa manera es que no pasa nada, que no hay razón de tener miedo y al cabo de un rato debería tranquilizarse. Tu eres su ancla en una situación difícil para él y si tú no te inmutas el comprenderá que no es para tanto.

El bozal

  • Es importante que antes de ir al veterinario acostumbres tu perro al bozal. Los veterinarios lo suelen usar si ven que un perro está muy nervioso o tiene demasiado miedo, ya que es posible que en un ataque de pánico ataque. Imagínate el efecto del bozal en tu perro ya nervioso o con miedo, si nunca ha llevado uno. Lo más seguro es que lo acabe de desquiciar. Así que conviene que ya haya experimentado la sensación del bozal en un entorno donde se sienta a gusto como es tu casa. Pónselo varias veces en diferentes días y déjaselo poco tiempo para que entienda que aunque sea una cosa que no le guste esta no le hace ningún daño.
  • También es muy importante que lo premies en los momentos adecuados. Llévate unas cuantas golosinas y dáselas cuando se lo merezca, es decir, cuando se haya dejado manipular por el veterinario: después del pinchazo, al bajar de la mesa de examinación, al salir de la clínica. Puedes darle alguna golosina al veterinario para que se la dé el también y así se haga «amigo» de tu perro.

Si vives cerca de la clínica veterinaria

Si vives cerca de la clínica veterinaria puedes ir varias veces un ratito con tu perro. Te sientas en la sala de espera y después de un rato te vas. (Si te lo permiten) Si tienes confianza con tu veterinario puedes saludarlo entre paciente y paciente, si no la tienes no pasa nada, lo importante es que tu perro pierda el miedo a estar ahí. Al salir de la clínica siempre premia a tu perro para que entienda que ir a la clínica no siempre supone dolor pero si supone ganarse una golosina.

Con cada una de estas recomendaciones romperemos la mala asociación veterinario = dolor y la reemplazaremos por otra veterinario = premio.

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