Desde la prehistoria hasta nuestros días, los animales domésticos han desempeñado un papel muy importante (relevante) en la relación con los niños. Gracias a esa estrecha convivencia, son modelos a seguir para las distintas etapas de desarrollo de los pequeños, y les enseñan valores tanto fundamentales, como conocimientos básicos sobre la vida y la muerte, el crecimiento, el sexo y la reproducción, la salud, el dolor y la enfermedad, la  higiene y los cuidados básicos sobre alimentación, y un largo etc. que iremos desarrollando a lo largo del artículo.

El papel de los Animales en el Desarrollo Infantil

Los estudios han terminado demostrando la ínter actuación de los menores con animales domésticos. Por ejemplo, los niños pequeños (2-3 años) tienen más probabilidades de golpear, empujar, o agarrar a sus mascotas (comportamientos que podrían ser considerados agresivos) que los niños mayores. De 3 a 4 años de edad, los niños tienden a acariciar a sus mascotas más que dedicarse a otras conductas, mientras que los niños de entre 5 y 6 años de edad, en general abrazan, estrujan y masajean a sus animales de compañía, lo que sugiere un contacto más sofisticado y «suave», con patrones y relaciones sociales más empáticos. Estos cambios basados en la edad y en los citados patrones de comportamiento de las interacciones con los animales domésticos van, generalmente, paralelos a los cambios que sufren los niños en el desarrollo de los patrones de interacción con los seres humanos, incluidos los padres, hermanos y compañeros.

El examen de las actitudes de los niños hacia las mascotas revela que muchos de ellos desarrollan una rica gama de atributos sociales hacia estos animales. Algunos de estos atributos – sobre todo el amor y el afecto, el compañerismo y la intimidad – los utilizan los niños en sus relaciones con otras personas , pero otros atributos – por ejemplo, la propiedad y el entretenimiento – se atribuyen únicamente a los animales domésticos. Considerando los atributos de la compañía y el cariño y el afecto, la mayoría de niños entrevistados valoran de forma muy elevada estas características en sus propias mascotas, pero no así en las mascotas de sus amigos o vecinos.   (A modo de comparación, los hermanos tienden a obtener unas puntuaciones altas en compañía, pero no en el amor y el afecto, mientras que lo contrario es el caso de las calificaciones de los abuelos.) En su conjunto, estos resultados sugieren que las relaciones de los niños con animales conocidos, especialmente los animales domésticos, son únicos y diferentes con respecto a sus relaciones con los demás en su mundo social. Por tanto, la relación con las mascotas normalmente es complementaria a estas otras, y no un sustituto para las relaciones humanas.

Y muchas de las mismas cualidades que hacen que las mascotas sean beneficiosas para los niños, los hacen útiles en la psicoterapia infantil, desde la construcción de una relación con pacientes infantiles difíciles de tratar, hasta reforzar la autoestima de los pequeños traumatizados.

¿Y por qué una mascota?

Una mascota es capaz de educar socialmente a un  niño, debido a sus capacidades de relación, ya que el grado de desarrollo de los circuitos cerebrales de los animales de los que hablamos, les permite aprender y estructurar conductas.

Los animales de compañía son capaces de descifrar las señales emitidas por los humanos, interpretando nuestros estados mentales y deducir nuestras intenciones.

El perro en particular:

  • Da ejemplo de expresividad, aceptación, fidelidad y lealtad, satisfacción ante pequeños regalos, enseña a los niños a saber estar solos si es necesario, a adaptarse a las normas de la familia y de la convivencia.

El gato en particular:

  • Enseña autonomía e independencia, el “no” (ya que no siempre responde a las peticiones de juego o interactividad con el niño), y entrena a los niños a ser observadores y precavidos.

¿Cuáles son los beneficios de tener mascota para los niños?

      Beneficios para la salud:

  • Disminuye el stress, lo que ayuda a que sean  niños menos agresivos.
  • Mejora la autoestima y el bienestar psicológico, pues se sienten muy queridos por su mascota y, al cumplir con la obligación de alimentarlos, limpiarlos y cuidar de ellos, estamos creando en su interior una sensación de utilidad y motivación muy positivas.
  • Disminuye el número de afecciones psicosomáticas: ansiedad, dolor de cabeza o abdominal, alteraciones del apetito, o problemas cutáneos.
  • Exige un incremento en la actividad física, hecho de relevada importancia, dado el sedentarismo que hoy en día padecen nuestros hijos.
  • Regula el ritmo cardíaco y la tensión arterial, el mero acto de acariciar nuestra mascota.
  • Es un escape para los impulsos de acicalamiento de los residuales de primates que aún conservamos

    Beneficios socioeducativos:

  • El niño que pasea un perro se beneficia de las relaciones sociales en la calle al atraer la atención de otros viandantes e iniciar conversaciones, estableciendo incluso nuevas relaciones.
  • Acelera el desarrollo psicomotor a través del juego, el ejercicio, la persecución, las risas, etc.
  • Ejerce un papel de protección que comparte con los progenitores: no sólo papá y mamá son los que me quieren y me cuidan. Les aporta seguridad cuando los padres están ausentes.
  • Invita a los niños a imitar a los adultos en su rol de cuidadores, por lo que ellos pasan a ser los papás de la mascota y esto hace que desarrollen el valor de la responsabilidad.
  • Proporciona un vínculo con la realidad para mejorar la estabilidad emocional
  • Se crea una relación de confianza mutua que promueve el conocimiento de sí mismo
  • Proporciona aceptación y amor sin prejuicios
  • Ofrece una enseñanza natural sobre conceptos como el nacimiento, parto, enfermedad, dolor, muerte, sexualidad, etc. con lo que se convierte en su profesor particular en la escuela de la vida.

Además de los beneficios descritos en los niños sanos, hay una larga lista de aptitudes positivas que se usan hoy en día en fisioterapia infantil, en la terapia asistida con animales para niños con minusvalías físicas o con trastornos mentales, como el autismo, el síndrome de Asperger, la hiperactividad y las discapacidades psíquicas, etc.

  “El perro le enseña al niño la fidelidad, la perseverancia…y a dar tres vueltas antes de acostarse”
Robert Charles Benchey, humorista norteamericano (1889-1945)

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